Pues vengo del mercado. Empiezo por la pollería, a comprar pavo para mi novio (de momento no se ha pasado al lado oscuro de los comehierba). La mujer comienza a sacar la pechuga y a coger un papel y le «grito»:
—No, no, no, sin papel ni nada.
—Pero es que tengo que pesarlo…
—Da igual.
—¿Sí?
—Sí, sí.
Se dispone a cortarme algunos filetes y Sigue leyendo